Reinaldo Canto*
Diferente de nuestra economía que presenta desaceleración, lo que no para de crecer es la capacidad nacional de generar cada día más basura. Fue lo que concluyó la nueva investigación divulgada por la Abrelpe – Asociación Brasilera de Empresas de Limpieza Pública y Residuos Especiales.
Según los datos recopilados por la entidad en unos 400 municipios, en los que viven casi 92 millones de personas, de 2003 a 2014 la cantidad de residuos producidos por los brasileros fue cinco veces superior al aumento poblacional en el periodo, que fue solamente del 6%. ¡Hoy día, cada persona genera un promedio diario de 1,062 quilos de basura!
Los formuladores del trabajo afirman que esa es la primera y más abarcadora investigación ya hecha sobre la situación de los residuos en Brasil, después de la vigencia de la PNRS –Política Nacional de Residuos Sólidos, en 2010. Desde entonces poca cosa prevista en la ley fue efectivamente implementada, entre esas, un aumento del reciclaje en unos 7,2%.
Cuando la ley pasó a valer, solamente el 57,6% de las ciudades brasileras tenían colecta selectiva; ahora ese número saltó para el 64,8% de los municipios que reciclan sus residuos. Un avance, sin duda, ¡pero bien tímido!
Pero las buenas noticias prácticamente se quedan por ahí. El año pasado solamente el 58,4% de un total de 78,6 millones de toneladas de residuos colectados tuvieron destinación adecuada, es decir, fueron por lo menos llevados para aterros sanitarios, locales apropiados y preparados para recibir esos materiales. Otro 41% fue a parar en basurales o aterros controlados, locales inadecuados y que ofrecen riesgos a la salud de las personas, al medio ambiente y pueden traer serias e irreversibles consecuencias como la contaminación del suelo y de la capa freática, entre otros.
Ejemplo en la Amazonía
Recientemente tuve la oportunidad de conocer una realidad que da una medida de cuanto la falta de una acción más efectiva para la implantación de la Política Nacional de Residuos Sólidos deberá agravar un cuadro que ya se puede considerar dramático.
Invitado por la empresa Tetra Pak, visité experiencias de la colecta selectiva en comunidades ribereñas que pertenecen al Área de Protección Ambiental (APA) de Río Negro en Manaus, en el estado de Amazonas.
El proyecto desarrollado en conjunto con la FAS – Fundación Amazonas Sustentable tiene por objetivo reducir los impactos causados por los residuos que tradicionalmente eran lanzados al Río Negro o enterrados, y aún quemados.
Cuando la realidad de esas comunidades estaba ligada, básicamente, al descarte de material orgánico, es decir, restos de alimentos, cáscaras de frutas y madera, el propio ambiente poseía condiciones razonables de absorción. A partir del momento en que las comunidades pasan a consumir cada vez más productos desechables y alimentos industrializados embalados, entre otros, la situación cambia completamente. Lanzar al río materiales como plásticos, metales y aún pilas y baterías, altamente tóxicos y contaminantes, trae terribles consecuencias para las personas y el medio ambiente amazónico.
Algunas comunidades como la Tres Unidos que queda en las orillas del Río Cuieiras felizmente empiezan a entender los peligros del descarte indiscriminado de esos materiales. El Centro de Selección ahí situado recibe embalajes diversos y por medio de una prensa entregada por Tetra Pak, todo el material es compactado y después enviado a Manaus para una destinación correcta.
Alumnos de otras 19 comunidades se dirigen diariamente hacia el Núcleo de Conservación y Sustentabilidad Assy Manana, donde estudian y son estimulados a enviar los residuos de sus comunidades para ser prensados en Tres Unidos. El año pasado alrededor de 1,5 tonelada de residuos pasaron por el local y este año se espera la colecta de dos toneladas de materiales reciclables.
Fernando von Zuben, director de medio ambiente de Tetra Pak explica que el suministro de los materiales adecuados para la construcción del centro de selección y los equipos compatibles con las necesidades locales representan importantes apoyos para la preservación ambiental, pero resalta, “toda la mano de obra es local y los resultados solo aparecen si las personas se involucran en el proyecto”.
“Aquí en la Amazonía las dificultades para un proceso como ese son mucho mayores que en São Paulo, por ejemplo, por causa de las cuestiones logísticas de la región”, afirma Virgílio Viana, ingeniero forestal y superintendente general de la FAS. Para él, esos enormes desafíos requieren una concientización todavía mayor. La educación, el convencimiento y el posterior comprometimiento de las personas son las bases necesarias para el éxito en el trabajo de reciclaje.
Aún con la expansión prevista para alcanzar más comunidades, el proyecto todavía será pequeño frente a otros centenares de aglomerados humanos residentes en nuestra Amazonía que, en este momento, están lanzando a los ríos una cantidad inmensa de materiales contaminantes. Por esa razón, los esfuerzos precisan involucrar seriamente más actores de la sociedad de Manaus y de los otros estados de la región y de todo Brasil. Para que se tenga una idea, la generación de residuos solamente en Manaus es superior a 1,5 millón de toneladas anuales. De 2005 a 2012 hubo un incremento del 38% en la cantidad de residuos producidos por la capital del Amazonas, según a Secretaría Municipal de Limpieza y Servicios Públicos de la ciudad.
Como reflexiona el cacique tuxaua Valdemir Triukuxuri, uno de los líderes de la comunidad Tres Unidos, de acuerdo con la tradición indígena, todo lo que es importante debe estar al frente, a la vista de todos. Por esa razón el Centro de Selección tiene ubicación privilegiada al frente de la comunidad. “Indio considera un monumento, porque es bueno para la salud de todos”.
Ahora bien, son esas las alternativas que nos quedan: poner el problema adelante para que todos puedan ver y actuar, parar de prorrogar indefinidamente los puntos principales previstos en ley como el fin de los basurales y el aumento de la capacidad de reciclaje en todo el país, o solamente asistir al problema creciendo peligrosamente. En este último caso, ¿qué nos reserva el futuro se seguimos retardando la implantación de la Política Nacional de Residuos Sólidos? Será realmente una inmensa y vergonzosa montaña de basura que ya no podrá ser escondida.
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